Virginia la hizo rebien, le comió la cabeza a Paloma para que no contratara una asesora de imagen, convenciéndola de que ella misma la llevaría a las tiendas más tops y me la enchufó a mí. Ese martes era mi segundo día de trabajo en Vértigo y había mucho movimiento, pero como Sebastián veía que Paloma era bastante grasita a la hora de elegir su guardarropa, me dio el día libre para que la acompañara junto a Vicky. Yo estaba segura que Virginia me haría la gamba, pero me empernó de una manera: -¡¡¡Floppy no sabes lo que me pasó!!!... a estas palabras la siguió una sucesión de versos increíbles que incluían grandes figuras, reuniones impostergables e imprevistas y todo a tal velocidad de verborrea que ni tiempo de procesar tuve.
Así llegó la tilinga de Paloma y me soltó esta frase despectiva sin pelos en la lengua:
-Bueno, parece que somos vos y yo, Vicky no puede llegar.
Quería subirla al primer taxi que pasara, y mandarla a Once donde se vistió toda la vida, pero recordé que debía cuidar mi empleo; entonces puse mi mejor actitud y cara de boluda fingiendo que éramos las amigas de siempre. Paloma es básica, siempre cae con el acting de la amiga fiel y la tomé del hombro para que confiara en mí 100%. Era pan comido. Le elogié un collar merza que tenía puesto y ella se sintió mas cómoda aún, me explicó que se lo había hecho la roñosa esa de Luana y volví a decirle que era precioso, y que le encargara uno que yo se lo compraría.
Después me preguntó por mi trabajo en Vértigo y pude notar un destello de odio en sus ojos, era obvio que quería tantear mi relación con su marido, y si bien le dije que era un amor, para mí el flaco era sólo una cara bonita, demasiado “perfecto” para mi gusto. De todos modos estaba para darle, para que lo vamos a negar, tiene un lindo cuerpito y tampoco le vamos hacer asco a su bondad y a su dulce billetera, además para pervertir a un hombre siempre hay tiempo y estrategias, ninguno es puro por naturaleza.
Comenzamos la recorrida por las callecitas de Palermo Soho paseando por muchos locales divinos, pero que si no me hacen un canje no los voy a nombrar. ¡Ja! que se piensan soy vestuarista pero no tarada... la publicidad se paga.
En un momento pasamos por A.Y. not dead y Palo me preguntó qué significaban las siglas A.Y. , yo no lo recordaba bien pero tiré un –creo que “American youth” y Paloma respondió
-Ah, yo pensé que era por Alfredo Yabrán not dead. ¡¡Por que estoy segura que Alfredo Yabrán no murió!!
Jajaja que tarada ocurrente, a pesar de todo, a veces me hace reír mucho, ¿Será por eso que todavía la quiero?
La elección de las prendas se complicaba, si bien la piba no tenía límite en su tarjeta, es tan agarrada que todo le parecía súpercaro y poca cosa. Decía cosas como “Esa remera es como un básico de la calle Paso con mostacillas de Don botón, yo no pago 50 pesos por eso ni loca” “Eso lo puedo pintar yo misma con pintura para tela”, “Estos diseñadores son unos ladris, le cosen dos pavadas y te lo fajan como si fuese de marca” “Ese modelo es una boludez, le saco una foto con el celu y mi vieja le saca el molde”
No admiraba ni el diseño, ni la calidad, ni a marca que portaba, ni la originalidad del diseñador; parecía que sólo quería sacar ideas para hacerlo todo ella y por ende no quería comprar nada. En cambio se le abrían los ojos de par en par cuando encontraba un canasto de ofertas, con fallas, desteñido, todo revuelto y arrugado, patético.
Al final me cansé y le dije que para ahorrar se fuera a la Salada, que ahí íbamos a comprar lo que yo le sugiriese o bien podía seguir el recorrido sola. Se quedó medio dura, pero creo que entendió porque si bien las cosas que yo le aprobaba a ella no le cerraban se las llevó sin chistar.
Así llegó la tilinga de Paloma y me soltó esta frase despectiva sin pelos en la lengua:
-Bueno, parece que somos vos y yo, Vicky no puede llegar.
Quería subirla al primer taxi que pasara, y mandarla a Once donde se vistió toda la vida, pero recordé que debía cuidar mi empleo; entonces puse mi mejor actitud y cara de boluda fingiendo que éramos las amigas de siempre. Paloma es básica, siempre cae con el acting de la amiga fiel y la tomé del hombro para que confiara en mí 100%. Era pan comido. Le elogié un collar merza que tenía puesto y ella se sintió mas cómoda aún, me explicó que se lo había hecho la roñosa esa de Luana y volví a decirle que era precioso, y que le encargara uno que yo se lo compraría.
Después me preguntó por mi trabajo en Vértigo y pude notar un destello de odio en sus ojos, era obvio que quería tantear mi relación con su marido, y si bien le dije que era un amor, para mí el flaco era sólo una cara bonita, demasiado “perfecto” para mi gusto. De todos modos estaba para darle, para que lo vamos a negar, tiene un lindo cuerpito y tampoco le vamos hacer asco a su bondad y a su dulce billetera, además para pervertir a un hombre siempre hay tiempo y estrategias, ninguno es puro por naturaleza.
Comenzamos la recorrida por las callecitas de Palermo Soho paseando por muchos locales divinos, pero que si no me hacen un canje no los voy a nombrar. ¡Ja! que se piensan soy vestuarista pero no tarada... la publicidad se paga.
En un momento pasamos por A.Y. not dead y Palo me preguntó qué significaban las siglas A.Y. , yo no lo recordaba bien pero tiré un –creo que “American youth” y Paloma respondió
-Ah, yo pensé que era por Alfredo Yabrán not dead. ¡¡Por que estoy segura que Alfredo Yabrán no murió!!
Jajaja que tarada ocurrente, a pesar de todo, a veces me hace reír mucho, ¿Será por eso que todavía la quiero?
La elección de las prendas se complicaba, si bien la piba no tenía límite en su tarjeta, es tan agarrada que todo le parecía súpercaro y poca cosa. Decía cosas como “Esa remera es como un básico de la calle Paso con mostacillas de Don botón, yo no pago 50 pesos por eso ni loca” “Eso lo puedo pintar yo misma con pintura para tela”, “Estos diseñadores son unos ladris, le cosen dos pavadas y te lo fajan como si fuese de marca” “Ese modelo es una boludez, le saco una foto con el celu y mi vieja le saca el molde”
No admiraba ni el diseño, ni la calidad, ni a marca que portaba, ni la originalidad del diseñador; parecía que sólo quería sacar ideas para hacerlo todo ella y por ende no quería comprar nada. En cambio se le abrían los ojos de par en par cuando encontraba un canasto de ofertas, con fallas, desteñido, todo revuelto y arrugado, patético.
Al final me cansé y le dije que para ahorrar se fuera a la Salada, que ahí íbamos a comprar lo que yo le sugiriese o bien podía seguir el recorrido sola. Se quedó medio dura, pero creo que entendió porque si bien las cosas que yo le aprobaba a ella no le cerraban se las llevó sin chistar.
El tema del vestido para la fiesta de Seba fue otro parto, probamos una infinidad y a todos le encontraba un pero “este es lindo pero... me abulta la panza... este es re escotado estás loca!! Ah pero este me tapa mucho... ¡Este no! parezco una ballena, ay no el blanco es muy delicado Flor!!... pero esa tela me pincha, esta se arruga, no, me da alergia (acchiis re fingido) pero es muy verde, muy roja, muy llamativa... Si pero me marca el culo ¿ves como me aprieta cuando me agacho?... ah, pero este me lo achata, parece que lo perdí jugando al truco ...
¡INSOPORTABLE!. Finalmente llegamos a Salsipuedes (a este lo nombro porque total la tilinga ya lo nombró en el libro) y lo primero que vi fue un vestido divino en un maniquí que parecía iluminarse intermitentemente invitándome a que lo comprara, fue amor a primera vista, pero claro yo todavía no había cobrado y no tenía un centavo. Era soñado, de raso importado, color verde esmeralda, ceñido arriba, con un gran escote en la espalda y pollera plato. Traté de que Paloma viese otras cosas y la insté a que se llevara uno de tafeta y gasa que le quedaba muy bien y cumplía con todas sus expectativas. De todos modos ella vio mi tesoro e insistió para probárselo. La verdad le quedaba bárbaro, pero yo lo había visto primero y mientras Palo se decidía en el probador le di unos billetes a la vendedora para que me ayudara a convencerla de que se llevara el otro. Para eso las empleadas son mandadas a hacer -“Parecés una princesa” y Paloma se llevó el vestido de tafeta y gasa.
Así llegó el día del cumple de Sebastián, el pesado de Cristian me llamaba al celular insistentemente y yo rogaba no tener que cruzármelo en la fiesta. A veces los tipos no entienden que cuando una dice que ya fue, es que YA FUE.
Llegué a la fiesta con mi vestido soñado, no había conseguido el verde esmeralda pero si en verde agua muy lindo también, metida en mi gala arrivé muy contenta con ganas de pasar una noche divina rodeada de gente como uno. Pero al cruzar la puerta me encontré con una publicidad de Hepatalgina de 20 años atrás donde la anfitriona estaba vestida igual que la invitada y ambas se querían matar.
Vicky se puso loca, nos tomó del brazo a las dos y nos metió en el guardarropas para aclarar los tantos:
-Me pueden explicar que significa esto. ¿Ustedes son taradas?
-Paloma tiene la culpa, compramos un vestido juntas para ella que le quedaba bárbaro, no sé porque vino con uno igual al mío.
-Pero a mí me gustaba este, yo lo vi primero y te lo dije.
(que caradura yo lo había visto antes pensaba mientras le retrucaba)
-Pero te compraste el otro, yo cómo iba a saber...
-Claro, ¿cómo no me di cuenta? No era que me quedaba mal, vos te lo querías llevar.
-Sos una pendeja, no crecés más.
-Y vos sos una garca y no cambiás más... encima yo te creí...
-¿Qué me creíste? ¡Si haces lo que querés!, ¿Quién te pensás que sos? No sé para que mierda me hiciste perder todo el día dando vueltas...
-¡Bueno basta! Bajen la voz que van a arruinar todo... Flor te vas a tener que cambiar.
-No, ¿Por qué yo? Si la que se mandó la cagada es ella.
-Pero “ella” es la esposa del cumpleañero, no se puede ir ahora. Tomá las llaves de mi auto, te vas a mi casa que es más cerca y te ponés lo que quieras, dale andá...
¡INSOPORTABLE!. Finalmente llegamos a Salsipuedes (a este lo nombro porque total la tilinga ya lo nombró en el libro) y lo primero que vi fue un vestido divino en un maniquí que parecía iluminarse intermitentemente invitándome a que lo comprara, fue amor a primera vista, pero claro yo todavía no había cobrado y no tenía un centavo. Era soñado, de raso importado, color verde esmeralda, ceñido arriba, con un gran escote en la espalda y pollera plato. Traté de que Paloma viese otras cosas y la insté a que se llevara uno de tafeta y gasa que le quedaba muy bien y cumplía con todas sus expectativas. De todos modos ella vio mi tesoro e insistió para probárselo. La verdad le quedaba bárbaro, pero yo lo había visto primero y mientras Palo se decidía en el probador le di unos billetes a la vendedora para que me ayudara a convencerla de que se llevara el otro. Para eso las empleadas son mandadas a hacer -“Parecés una princesa” y Paloma se llevó el vestido de tafeta y gasa.
Así llegó el día del cumple de Sebastián, el pesado de Cristian me llamaba al celular insistentemente y yo rogaba no tener que cruzármelo en la fiesta. A veces los tipos no entienden que cuando una dice que ya fue, es que YA FUE.
Llegué a la fiesta con mi vestido soñado, no había conseguido el verde esmeralda pero si en verde agua muy lindo también, metida en mi gala arrivé muy contenta con ganas de pasar una noche divina rodeada de gente como uno. Pero al cruzar la puerta me encontré con una publicidad de Hepatalgina de 20 años atrás donde la anfitriona estaba vestida igual que la invitada y ambas se querían matar.
Vicky se puso loca, nos tomó del brazo a las dos y nos metió en el guardarropas para aclarar los tantos:
-Me pueden explicar que significa esto. ¿Ustedes son taradas?
-Paloma tiene la culpa, compramos un vestido juntas para ella que le quedaba bárbaro, no sé porque vino con uno igual al mío.
-Pero a mí me gustaba este, yo lo vi primero y te lo dije.
(que caradura yo lo había visto antes pensaba mientras le retrucaba)
-Pero te compraste el otro, yo cómo iba a saber...
-Claro, ¿cómo no me di cuenta? No era que me quedaba mal, vos te lo querías llevar.
-Sos una pendeja, no crecés más.
-Y vos sos una garca y no cambiás más... encima yo te creí...
-¿Qué me creíste? ¡Si haces lo que querés!, ¿Quién te pensás que sos? No sé para que mierda me hiciste perder todo el día dando vueltas...
-¡Bueno basta! Bajen la voz que van a arruinar todo... Flor te vas a tener que cambiar.
-No, ¿Por qué yo? Si la que se mandó la cagada es ella.
-Pero “ella” es la esposa del cumpleañero, no se puede ir ahora. Tomá las llaves de mi auto, te vas a mi casa que es más cerca y te ponés lo que quieras, dale andá...
Nunca me sentí tan humillada, mi propia amiga me sacaba de la fiesta envuelta en el abrigo veraniego de algún extraño para nadie viera este papelón del cual sólo Paloma era responsable. Mientras manejaba el auto de Vicky pensaba que esta pendeja consentida y quisquillosa, algún día me las iba a pagar y con intereses. A mi nadie me doblega de esa manera, esta vez había ganado la pulseada pero la venganza sería terrible. Le pegaría donde más el doliera y a Sebastián ya lo empezaba a ver con otros ojos.
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